miércoles, 9 de abril de 2014

La Teoría Queer y la deconstrucción de lo "natural"


La Teoría Queer de acuerdo a Moira Perez (1) es “un conjunto de ideas, pensamientos, y producciones (textos, obra artística, etc.) que apunta a cuestionar aquello que nuestra cultura da por supuesto, lo que asume como “lo normal” o incluso “lo natural” (y por eso, necesario: no puede ser de otra manera)”.

Para clarificar aún más este concepto, lxs invitamos a ver el siguiente video muy breve, en donde la Dra. Beatriz Preciado explica de qué se trata la Teoría Queer:






Explicado muy brevemente, la Teoría Queer es aquella que tiene como premisa cuestionar todo aquello que la sociedad ha naturalizado, como la heterosexualidad obligatoria, los pares duales jerarquizados en los que está organizado el patriarcado, el sistema sexo-género, etcétera. Esta teoría pone de manifiesto que todo aquello que consideramos natural, y por ello inmutable, no es más que una construcción sociocultural. En este orden de ideas, quizá el aporte más revolucionario fue la desnaturalización de la categoría sexo, y aquí es donde la intervención de Judith Butler termina (y empieza) por deconstruir aquello considerado fijo, dado, inmutable, natural, como el sexo biológico con el cual cada uno/a nace. Su aporte a la teoría nos interpela en cuanto al sustento de nuestra propia identidad.
Judith Butler nos invita a reflexionar sobre la construcción identitaria a partir del sexo, y deconstruye lo que aparece construido como la base de todo el sistema identitario: la naturalidad del sexo y de la división sexual. En palabras de Haraway: “Judith Butler sostuvo que el discurso sobre la identidad del género es intrínseco a las ficciones de coherencia heterosexual y que las feministas necesitan aprender a producir legitimidad narrativa para una gran colección de géneros no coherentes” (1991:11). Butler habla de cuerpos coherentes (individuos coherentes), aquellos que  se ajustan a la norma, y cuerpos abyectos, aquellos que quedan por fuera.

Judith Butler en Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y discursivos del sexo  va un paso más allá cuando deconstruye la categoría sexo, pensada tradicionalmente como perteneciente a la naturaleza, como natural, para pensarla en igual de construida culturalmente que el género:
Consideremos primero que la diferencia sexual se invoca frecuentemente como una cuestión de diferencias materiales. Sin embargo, la diferencia sexual nunca es sencillamente una función de diferencias  materiales que no estén de algún modo marcadas y formadas por las prácticas discursivas. Además, afirmar que las diferencias sexuales son indisociables de las demarcaciones discursivas no es lo mismo que decir que el discurso causa la diferencia sexual. La categoría de "sexo" es, desde el comienzo, normativa… (Butler, 2002:18)

El sexo como construcción se materializa en los cuerpos, y aquí se hace necesario volver sobre lo expuesto más arriba al respecto de los cuerpos coherentes y abyectos como resultados de su adecuación a esta categoría de sexo “naturalizada” que es en realidad cultural: “(…) 1as normas reguladoras del "sexo" obran de una manera performativa para constituir la materialidad de los cuerpos y, más específicamente, para materializar el sexo del cuerpo, para materializar la diferencia sexual en aras de consolidar el imperativo heterosexual“ (Butler, 2002:18). El sexo ya no es más un dato corporal, sino que se construyen los cuerpos a partir de lo que se construye como sexo. Son interesantes las implicancias que esta afirmación tiene para la construcción de la identidad. Si todo lo que habitamos es construido, excepto el sexo que viene dado, aún tenemos una base sobre la cual construir nuestra identidad, una base que no cambia, que es esencial a nosotrxs mismxs y que determina lo coherente/no coherente. Cuando nos percatamos de que esta “base inalterable” es otro dato social, la identidad no puede aparecer como algo fijo, sino necesariamente debemos pensarla como proceso de construcción identitaria.
Por otro lado, si todo es construido, incluso lo considerado “natural por excelencia”, las opciones se diversifican y se legitiman "cuerpos incoherentes" como portadores de una identidad que cabe perfectamente en un entramado social que reconoce la diversidad. Cuando Butler dice: “tales desidentificaciones colectivas pueden facilitar una reconceptualización de cuáles son los cuerpos que importan y qué cuerpos habrán de surgir como aún materia crítica de interés” (2002:21) nos permite pensar en esto que enunciamos una normatividad incluyente y no excluyente, que es la forma que actualmente se construye el ser varón y el ser mujer. Debemos desandar estas construcciones que no permiten matices y toda una gama de seres y cuerpos que pueden no ser coherentes con la heterosexualidad binaria obligatoria, pero son coherentes con ellxs mismxs, con su sentir y su pensar.
Si coincidimos con la frase que postula que el discurso construye al sujeto, no debemos perder de vista que hay un discurso normativo sobre el sexo y lo sexual que es performativo del sujeto, que no hay un cuerpo puro que no haya sido construido como tal. Visibilizar el discurso nos permite romper con el binarismo de género y deconstruir el sujeto para construir sujetxs. Reflexionar sobre ello trae aparejado reflexionar sobre de qué modo y hasta qué punto no se construyen los cuerpos.
Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



Bibliografía consultada:
(1) Para la realización de esta entrada, consultamos diversas fuentes, una de ellas la entrevista realizada a Moira Perez en la página www.deborarte.com.ar (difundida a través de la Red Informativa de Mujeres Argentinas) que pueden consultar en el siguiente link http://www.deborarte.com.ar/entrevista-moira-perez-nos-cuenta-sobre-teoria-queer/
  • Butler, Judith (2002) Cuerpos que importan, Buenos Aires, Paidós.
  • Haraway, Donna, (1991) “Género para un diccionario marxista”, en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra.

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