[Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/761551/frank-locker-los-mismos-que-disenaron-carceles-tambien-disenaron-colegios]
En Colombia, el arquitecto estadounidense Frank Locker ha estado asesorando a la Secretaría de Educación de Bogotá, guiando a arquitectos y constructores sobre el modelo de una nueva infraestructura escolar, capaz de enfrentar los constantes cambios sociales y culturales de la sociedad colombiana. Con vasta experiencia en la arquitectura educacional y diseñando ambientes ópticos para el aprendizaje, Locker postula que nos estamos limitando a replicar, literalmente, el modelo espacial de las cárceles, sin interés alguno de estimular una formación integral, flexible y versátil.
Según el profesor del Harvard GSD, seguimos repitiendo la gran fórmula del siglo XX: profesores transmitiendo un conocimiento rígido y básico, de carácter unidireccional y masivo a las nuevas generaciones, a pesar que todos los estudiantes posean distintas motivaciones, intereses y habilidades. La comparación con la cárcel no es antojadiza: "¿usted con qué relacionaría una fila de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases?", pregunta Locker.
Entonces, ¿cuál es el diseño de las escuelas del siglo XXI?
Que a nivel mundial los modelos educacionales estén en constante cuestionamiento y transformación (o 'crisis') no es novedad alguna: desde la Revolución Francesa y la caída del monopolio eclesiástico de la educación en el Antiguo Régimen hasta el actual debate público en la ultraconservadora Pakistán sobre si es necesario educar a las mujeres tanto como a los hombres -actualmente un 86% así lo considera-, tal como exige la pequeña Malala Yousafzai -Premio Nobel 2014- pasando por la ofensiva militar de los extremistas islamistas Boko Haram ('la educación occidental es pecado') que buscan la erradicación de la actual formación educativa en Nigeria para imponer la ley islámica (sharia) en todo el país.
Las transformaciones educativas son de largo aliento y sus frutos se cocinan a fuego lento. Curiosamente son promulgadas por quienes vivieron en sistemas educativos ya oxidados, y sus resultados los veremos recién en generaciones que ni siquiera han nacido. Sin embargo, y sea cual sea el sistema -pareciéndonos positivo o negativo-, la arquitectura suele principalmente reflejar esas visiones más que rebelarse contra ellas, pues es la materialización de las visiones formativas estipuladas por el Estado, más allá de los márgenes permitidos para la creatividad espacial.
Escuela Lucie Aubrac / Laurens&Loustau Architectes. Image © Stéphane Chalmeau Escuela Lucie Aubrac / Laurens&Loustau Architectes. Image © Stéphane Chalmeau
Entonces, en plena era de la información -no necesariamente 'del conocimiento'-, los ciudadanos exigen distintos cambios a sus modelos educativos y en distintas velocidades para distintas sociedades, idiosincrasias y necesidades. En nuestra disciplina, la GSAPP de Columbia dirigida por Mark Wigley estimula desde la teoría la formulación de las futuras preguntas de la arquitectura, mientras en Latinoamérica es la fórmula más segura para el ascenso social; y en África y Asia los nuevos arquitectos abordan las necesidades básicas de infraestructura y servicios en países en vías de desarrollo. Entonces, ¿en qué influye la arquitectura en la creación de espacios educacionales?
Escuela primaria Kirkmichael / Holmes Miller. Image © Andrew Lee Escuela primaria Kirkmichael / Holmes Miller. Image © Andrew Lee
Colegio como cárceles y el miedo al profesor
En Colombia, el arquitecto estadounidense Frank Locker -académico Harvard GSD y experto en arquitectura educacional- ha estado asesorando a la Secretaría de Educación de Bogotá y orientando a arquitectos y constructores sobre el modelo de una nueva infraestructura escolar, capaz de enfrentar los actuales cambios sociales y culturales de la sociedad. Con decidida convicción y vasta experiencia en la arquitectura educacional -diseñando ambientes ópticos para el aprendizaje- Locker postula que nos estamos limitando a replicar el modelo espacial de las cárceles, sin interés alguno de estimular una formación integral, flexible y versátil. Peor aún: repetimos la gran fórmula del siglo XX, esto es, profesores transmitiendo un conocimiento rígido y básico unidireccional y masivamente a las nuevas generaciones, a pesar que todos los estudiantes posean distintas motivaciones, intereses y habilidades.
El arquitecto estadounidense señaló en una reciente entrevista con el diario colombiano 'El Tiempo' que su acercamiento con la arquitectura educacional se produjo curiosamente cuando comenzó a recibir encargos sobre infraestructuras formativas que se alejaran del modelo tradicional de colegio, es decir, “tipo cárceles”. Cuando se le consulta por qué los colegios de hoy fueron diseñados como prisiones, él responde:
"En Estados Unidos las mismas personas que diseñaron las cárceles diseñaron muchos de los colegios. ¿Usted con qué relacionaría una fila de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases? ¿A qué se le parece?"
Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects. Image © Tuomas Uusheimo Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects. Image © Tuomas Uusheimo
El ordenamiento espacial y el tiempo que los niños pasan en este tipo de infraestructura se refleja en la sala de clases: en otra entrevista a un medio colombiano, Semana, Locker advierte que "en algunas culturas se espera que se le tenga miedo al profesor, y este tipo de infraestructuras contribuye a apoyar esa filosofía pedagógica". No hay que indagar mucho para respaldar esa idea: recordemos la distribución de las mesas y asientos en nuestros colegios, y al profesor como manantial irrebatible e irreprochable de conocimiento.
No obstante, estamos en el siglo XXI, plena edad de la información, y el profesor deja de ser el dueño del conocimiento. Con nuevas generaciones formadas y alimentadas a través de los múltiples canales que ofrece internet, su rol es ser el guía que facilita y orienta a los alumnos a crear su propio conocimiento. Y claro, ese cambio del paradigma sobre el rol del profesor tiene repercusiones espaciales. Locker reconoce:
"Estos salones cerrados, rectangulares y aislados funcionan bien para esta modalidad de aprendizaje, poco efectiva para retener conocimiento. Además, está centrado en el docente y no en el estudiante, y no les da a los alumnos las habilidades que necesitan para sobrevivir en el mundo de hoy."
Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects: segundo nivel. Image Cortesia de VERSTAS Architects Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects: segundo nivel. Image Cortesia de VERSTAS Architects
Postula Locker que las escuelas deben permitir la existencia de una comunidad, "que haya espacios para grupos de estudiantes de varios tamaños, que en un mismo lugar puedan hacerse actividades simultáneas y que tengan herramientas para facilitar el aprendizaje activo", en donde "los estudiantes dejen de ser anónimos y evitan problemas de convivencia. Son lugares en donde el director y los profesores realmente conocen a sus alumnos". Las salas son de forma circular, que tengan herramientas para facilitar el aprendizaje activo, por ejemplo, muebles que favorezcan la colaboración entre alumnos, con acceso a dispositivos móviles, y laboratorios para proyectos.
Escuela Primaria y Centro Comunitario Legson Kayira / Architecture for a Change. Image Cortesia de Architecture for a Change Escuela Primaria y Centro Comunitario Legson Kayira / Architecture for a Change. Image Cortesia de Architecture for a Change
La escuela: flexible, educativa, pública y urbana
Coinciden en eso la periodista e historiadora Anatxu Zabalbeascoa y la politóloga catalana Judit Carrera, quienes rescatan en recientes columnas las lecciones de la educación finlandesa tras 40 años de ensayo y error, con la arquitectura como actor primordial en la materialización de los objetivos estatales. Mientras Zabalbeascoa señala que "los mejores espacios educativos son los que han sido diseñados para todos, los que establecen una relación con el lugar y con el mundo exterior en vez de aislar, los que son flexibles y se pueden reinventar", entonces Carrera rescata en "La escuela como espacio público" que los finlandeses "conciben las escuelas como espacios simultáneamente urbanos, educativos y políticos. Como espacio físico, la escuela aspira a proporcionar el bienestar del hogar. Para los arquitectos finlandeses, proyectar un centro escolar es motivo de orgullo y de prestigio", además del consabido apoyo de la inversión púbica al desarrollo de jóvenes arquitectos.
New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects: primer nivel. Image Cortesia de Arkitema Architects New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects: primer nivel. Image Cortesia de Arkitema Architects
No obstante, el éxito de Finlandia no nos puede nublar la vista, pues no se puede replicar como una franquicia de comida rápida o una receta farmacéutica alrededor del mundo, por más tentador que nos parezca. Tal como una lección de arquitectura, esto se trata del... contexto. Sí, contexto social, económico, espacial, geográfica y perceptual. Claro, no se puede entender el éxito del modelo nórdico sin considerar la feroz presión cultural de Rusia apenas conseguida su independencia -país del que se separó en 1917- y una economía retrasada a mediados de los años cincuenta, mientras el resto de Europa se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial a través de la industrialización, el consumo y la progresiva urbanización de la sociedad.
"En 1970 teníamos un bajo nivel educativo, éramos una nación agrícola pobre, que necesitaba mejor educación para desarrollar nuestra prosperidad y seguridad. El debate político fue feroz, y se calmó únicamente cuando las legislaciones se aprobaron", señaló Pasi Sahlberg, especialista finlandés en política educativa, en una reciente entrevista a un periódico chileno, sobre el contexto histórico de Finlandia ad portas de las reformas que transformaron a su país hace 40 años.
Si bien la prensa se apresura a presentar los postulados de Locker y la receta finlandesa como la "educación del futuro", en realidad la necesidad de reformular los paradigmas formativos a nivel espacial son contemporáneos. Parafraseando a Mark Wigley, quizás estamos dando las respuestas correctas a preguntas mal formuladas. Entonces, antes de pensar cómo diseñar los futuros (actuales) espacios de la arquitectura educacional, la pregunta es otra: ¿qué buscamos exactamente al educar(nos)?
New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects . Image Cortesia de Arkitema Architects New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects . Image Cortesia de Arkitema Architects
Cita:Nicolás Valencia. "Quienes diseñaron cárceles, también diseñaron colegios (o cómo pensar la escuela del siglo XXI)" 09 Feb 2015. Plataforma Arquitectura. Accedido el 11 Feb 2015. <http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/761551/frank-locker-los-mismos-que-disenaron-carceles-tambien-disenaron-colegios>;
En Colombia, el arquitecto estadounidense Frank Locker ha estado asesorando a la Secretaría de Educación de Bogotá, guiando a arquitectos y constructores sobre el modelo de una nueva infraestructura escolar, capaz de enfrentar los constantes cambios sociales y culturales de la sociedad colombiana. Con vasta experiencia en la arquitectura educacional y diseñando ambientes ópticos para el aprendizaje, Locker postula que nos estamos limitando a replicar, literalmente, el modelo espacial de las cárceles, sin interés alguno de estimular una formación integral, flexible y versátil.
Según el profesor del Harvard GSD, seguimos repitiendo la gran fórmula del siglo XX: profesores transmitiendo un conocimiento rígido y básico, de carácter unidireccional y masivo a las nuevas generaciones, a pesar que todos los estudiantes posean distintas motivaciones, intereses y habilidades. La comparación con la cárcel no es antojadiza: "¿usted con qué relacionaría una fila de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases?", pregunta Locker.
Entonces, ¿cuál es el diseño de las escuelas del siglo XXI?
Que a nivel mundial los modelos educacionales estén en constante cuestionamiento y transformación (o 'crisis') no es novedad alguna: desde la Revolución Francesa y la caída del monopolio eclesiástico de la educación en el Antiguo Régimen hasta el actual debate público en la ultraconservadora Pakistán sobre si es necesario educar a las mujeres tanto como a los hombres -actualmente un 86% así lo considera-, tal como exige la pequeña Malala Yousafzai -Premio Nobel 2014- pasando por la ofensiva militar de los extremistas islamistas Boko Haram ('la educación occidental es pecado') que buscan la erradicación de la actual formación educativa en Nigeria para imponer la ley islámica (sharia) en todo el país.
Las transformaciones educativas son de largo aliento y sus frutos se cocinan a fuego lento. Curiosamente son promulgadas por quienes vivieron en sistemas educativos ya oxidados, y sus resultados los veremos recién en generaciones que ni siquiera han nacido. Sin embargo, y sea cual sea el sistema -pareciéndonos positivo o negativo-, la arquitectura suele principalmente reflejar esas visiones más que rebelarse contra ellas, pues es la materialización de las visiones formativas estipuladas por el Estado, más allá de los márgenes permitidos para la creatividad espacial.
Escuela Lucie Aubrac / Laurens&Loustau Architectes. Image © Stéphane Chalmeau Escuela Lucie Aubrac / Laurens&Loustau Architectes. Image © Stéphane Chalmeau
Entonces, en plena era de la información -no necesariamente 'del conocimiento'-, los ciudadanos exigen distintos cambios a sus modelos educativos y en distintas velocidades para distintas sociedades, idiosincrasias y necesidades. En nuestra disciplina, la GSAPP de Columbia dirigida por Mark Wigley estimula desde la teoría la formulación de las futuras preguntas de la arquitectura, mientras en Latinoamérica es la fórmula más segura para el ascenso social; y en África y Asia los nuevos arquitectos abordan las necesidades básicas de infraestructura y servicios en países en vías de desarrollo. Entonces, ¿en qué influye la arquitectura en la creación de espacios educacionales?
Escuela primaria Kirkmichael / Holmes Miller. Image © Andrew Lee Escuela primaria Kirkmichael / Holmes Miller. Image © Andrew Lee
Colegio como cárceles y el miedo al profesor
En Colombia, el arquitecto estadounidense Frank Locker -académico Harvard GSD y experto en arquitectura educacional- ha estado asesorando a la Secretaría de Educación de Bogotá y orientando a arquitectos y constructores sobre el modelo de una nueva infraestructura escolar, capaz de enfrentar los actuales cambios sociales y culturales de la sociedad. Con decidida convicción y vasta experiencia en la arquitectura educacional -diseñando ambientes ópticos para el aprendizaje- Locker postula que nos estamos limitando a replicar el modelo espacial de las cárceles, sin interés alguno de estimular una formación integral, flexible y versátil. Peor aún: repetimos la gran fórmula del siglo XX, esto es, profesores transmitiendo un conocimiento rígido y básico unidireccional y masivamente a las nuevas generaciones, a pesar que todos los estudiantes posean distintas motivaciones, intereses y habilidades.
El arquitecto estadounidense señaló en una reciente entrevista con el diario colombiano 'El Tiempo' que su acercamiento con la arquitectura educacional se produjo curiosamente cuando comenzó a recibir encargos sobre infraestructuras formativas que se alejaran del modelo tradicional de colegio, es decir, “tipo cárceles”. Cuando se le consulta por qué los colegios de hoy fueron diseñados como prisiones, él responde:
"En Estados Unidos las mismas personas que diseñaron las cárceles diseñaron muchos de los colegios. ¿Usted con qué relacionaría una fila de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases? ¿A qué se le parece?"
Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects. Image © Tuomas Uusheimo Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects. Image © Tuomas Uusheimo
El ordenamiento espacial y el tiempo que los niños pasan en este tipo de infraestructura se refleja en la sala de clases: en otra entrevista a un medio colombiano, Semana, Locker advierte que "en algunas culturas se espera que se le tenga miedo al profesor, y este tipo de infraestructuras contribuye a apoyar esa filosofía pedagógica". No hay que indagar mucho para respaldar esa idea: recordemos la distribución de las mesas y asientos en nuestros colegios, y al profesor como manantial irrebatible e irreprochable de conocimiento.
No obstante, estamos en el siglo XXI, plena edad de la información, y el profesor deja de ser el dueño del conocimiento. Con nuevas generaciones formadas y alimentadas a través de los múltiples canales que ofrece internet, su rol es ser el guía que facilita y orienta a los alumnos a crear su propio conocimiento. Y claro, ese cambio del paradigma sobre el rol del profesor tiene repercusiones espaciales. Locker reconoce:
"Estos salones cerrados, rectangulares y aislados funcionan bien para esta modalidad de aprendizaje, poco efectiva para retener conocimiento. Además, está centrado en el docente y no en el estudiante, y no les da a los alumnos las habilidades que necesitan para sobrevivir en el mundo de hoy."
Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects: segundo nivel. Image Cortesia de VERSTAS Architects Escuela Saunalahti / VERSTAS Architects: segundo nivel. Image Cortesia de VERSTAS Architects
Postula Locker que las escuelas deben permitir la existencia de una comunidad, "que haya espacios para grupos de estudiantes de varios tamaños, que en un mismo lugar puedan hacerse actividades simultáneas y que tengan herramientas para facilitar el aprendizaje activo", en donde "los estudiantes dejen de ser anónimos y evitan problemas de convivencia. Son lugares en donde el director y los profesores realmente conocen a sus alumnos". Las salas son de forma circular, que tengan herramientas para facilitar el aprendizaje activo, por ejemplo, muebles que favorezcan la colaboración entre alumnos, con acceso a dispositivos móviles, y laboratorios para proyectos.
Escuela Primaria y Centro Comunitario Legson Kayira / Architecture for a Change. Image Cortesia de Architecture for a Change Escuela Primaria y Centro Comunitario Legson Kayira / Architecture for a Change. Image Cortesia de Architecture for a Change
La escuela: flexible, educativa, pública y urbana
Coinciden en eso la periodista e historiadora Anatxu Zabalbeascoa y la politóloga catalana Judit Carrera, quienes rescatan en recientes columnas las lecciones de la educación finlandesa tras 40 años de ensayo y error, con la arquitectura como actor primordial en la materialización de los objetivos estatales. Mientras Zabalbeascoa señala que "los mejores espacios educativos son los que han sido diseñados para todos, los que establecen una relación con el lugar y con el mundo exterior en vez de aislar, los que son flexibles y se pueden reinventar", entonces Carrera rescata en "La escuela como espacio público" que los finlandeses "conciben las escuelas como espacios simultáneamente urbanos, educativos y políticos. Como espacio físico, la escuela aspira a proporcionar el bienestar del hogar. Para los arquitectos finlandeses, proyectar un centro escolar es motivo de orgullo y de prestigio", además del consabido apoyo de la inversión púbica al desarrollo de jóvenes arquitectos.
New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects: primer nivel. Image Cortesia de Arkitema Architects New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects: primer nivel. Image Cortesia de Arkitema Architects
No obstante, el éxito de Finlandia no nos puede nublar la vista, pues no se puede replicar como una franquicia de comida rápida o una receta farmacéutica alrededor del mundo, por más tentador que nos parezca. Tal como una lección de arquitectura, esto se trata del... contexto. Sí, contexto social, económico, espacial, geográfica y perceptual. Claro, no se puede entender el éxito del modelo nórdico sin considerar la feroz presión cultural de Rusia apenas conseguida su independencia -país del que se separó en 1917- y una economía retrasada a mediados de los años cincuenta, mientras el resto de Europa se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial a través de la industrialización, el consumo y la progresiva urbanización de la sociedad.
"En 1970 teníamos un bajo nivel educativo, éramos una nación agrícola pobre, que necesitaba mejor educación para desarrollar nuestra prosperidad y seguridad. El debate político fue feroz, y se calmó únicamente cuando las legislaciones se aprobaron", señaló Pasi Sahlberg, especialista finlandés en política educativa, en una reciente entrevista a un periódico chileno, sobre el contexto histórico de Finlandia ad portas de las reformas que transformaron a su país hace 40 años.
Si bien la prensa se apresura a presentar los postulados de Locker y la receta finlandesa como la "educación del futuro", en realidad la necesidad de reformular los paradigmas formativos a nivel espacial son contemporáneos. Parafraseando a Mark Wigley, quizás estamos dando las respuestas correctas a preguntas mal formuladas. Entonces, antes de pensar cómo diseñar los futuros (actuales) espacios de la arquitectura educacional, la pregunta es otra: ¿qué buscamos exactamente al educar(nos)?
New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects . Image Cortesia de Arkitema Architects New City School, Frederikshavn / Arkitema Architects . Image Cortesia de Arkitema Architects
Cita:Nicolás Valencia. "Quienes diseñaron cárceles, también diseñaron colegios (o cómo pensar la escuela del siglo XXI)" 09 Feb 2015. Plataforma Arquitectura. Accedido el 11 Feb 2015. <http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/761551/frank-locker-los-mismos-que-disenaron-carceles-tambien-disenaron-colegios>;
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